sábado, 11 de mayo de 2013

A un boli

La calma de una pluma rasgando la vida del papel,
la tinta invadiendo el espacio vacío y dándole sentido.
Pues matando a la nada, se da vida a un todo,
y las frágiles palabras se agarran con fuerzas a su existencia.
Las saladas lágrimas, caen sobre el texto
y el corazón galopa y el pulso tiembla.
Mas cae también la gota roja,
que escurre por los dulces labios,
parecense a una fresa,
 que cortada esta sangrando.
Como la sangre, el vino
Como la lágrima, el mar.

Pues no es lo mismo hallar en el océano una botella,
que en la botella la tempestad, de mil lágrimas del océano
con sabor a sal.
Y yo sirvo en una copa el mundo,
y lo bebo sin pensar, y noto en mi garganta las penas,
que se ahogan con la poca vida que se va extinguiendo.
Y así muere el negro boli de negra alma,
que viví para que nazca el poema,
que expresó mis mas pésimos pensamientos
 y que nunca será conocido como autor de estos versos,
aunque para ellos fueran sus últimos esfuerzos.
Pues, al fin y al cabo, diste la tinta por ellos.

RIP, historia real, escribí esto primero en papel, necesito comprarme otro bolígrafo negro.

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