Sueño, inquieto e intranquilo,
y me revuelvo y doy vueltas en la cama,
no conseguí mantenerme en vilo
para no sufrir las pesadillas de su nana.
Una mujer que canta por las noches
susurrante en mi oído a siento,
su aliento gélido golpea mi nuca,
cuando despierto, suena el viento.
No puede ser,
me digo a mi mismo,
y aquella sombra de humo
se empieza a desvanecer.
Con la vela apagada y a oscuras,
siento inseguridad,
me tapo la cara con las sabanas,
hasta que me cuesta respirar.
y la dama de humo aparece.
Intento alejar de ella mi mente,
pero vuelve a la carga, con creces.
Su canción en mi cabeza resuena
mi cuerpo se estremece a su contacto,
los dedos gélidos irradian penas
que penetran en mi sangre ipso facto.
Ahora me narra una historia,
de hechos pasados y pasados terribles,
en el altar espera una novia...
ocurren cosas indescriptibles.
Miles de imágenes surcan mi mente,
entre ellas telas prendidas,
arde en llamas la mujer incandescente,
siento el calor en mi cabeza enloquecida.
Gritan los invitados,
las flores se queman,
el techo cae en pedazos,
y ella se pierde entre los escombros que quedan.
Y queda olvidada para siempre,
entre rotos poemas,
mas el humo cegó sus ojos,
clavose el fuego en sus venas.
Y entre cenizas grises,
el negro vestido hallaron,
pero el cuerpo de la dama,
se había evaporado.
Despierto una vez mas,
corazón en mano,
las lágrimas en los ojos,
y el rostro helado.
Y la llama de mi vela,
veo entonces prendida,
será mi novia que espera,
al otro lado de la vida.
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